26 de julio de 2009

El grave riesgo de dejar de ser

En la reciente conformación de las mesas directivas del Congreso se vio, mas que una derrota al Ejecutivo, un inconveniente regreso a la política de presiones para buscar beneficios individuales, no el bien general.

Mas que haberle causado una derrota política al Ejecutivo, el Congreso, al conformar sus nuevas mesas directivas, hizo una jugada de filigrana electoral.

No se jugo la conservación de las mayorías en el Congreso, que sigue existiendo, sino propiciar una ruptura en la coalición del Gobierno.

El Partido de la U, paradójicamente, fue el primero en mostrar sus dientes, y su intención de provocar una "crisis" dentro de la coalición gubernamental, pidiendo un replanteamiento del gabinete ministerial.

Esto es una clara muestra de la vigencia de la vieja y obsoleta política que tanto se ha querido superar, pero que siempre encuentra en algunos partidos sus mayores obstáculos.

Para muestra un boto: La U pidió la renuncia del Ministro del Interior, haciéndole pasar como el "culpable" de una derrota que ni el propio Gobierno cree que se dio, pues los resultados en la conformación de las mesas directivas hacen parte del juego inherente a toda democracia.

Quedo claro que el congreso no busco que se respetaran los acuerdos sino precisamente lo contrario: que se rompieran, para poder presionar al Ejecutivo con fines netamente electorales y para beneficio propio.

En esta feria de vanidades e intereses individuales, algunos candidatos presidenciales ya hacen cuentas sobre los dividendos que podrían obtener si mantienen "el rió revuelto" dentro del Legislativo y, en especial, si logran dilatar o impedir el debate de conciliación del referendo reeleccionista, que en ultimas es el gran fin de quienes promovieron, y ahora celebran, el rompimiento de la coalición.

Dentro de este panorama ferial, Cambio Radical ha jugado su eterno doble papel de decir que apoya al Gobierno y su política de seguridad, mientras en el Congreso "dinamita" la gobernanza de la coalición, haciendo alianzas con "dios y con el diablo".

Si, como creemos, lo que acaba de pasar en el Congreso es el anticipo de lo que se vendrá en la campaña electoral, "que Dios nos coja confesados".

El Ejecutivo, en aras de garantizar la continuidad de su proyecto político de Seguridad Democrática, con o sin reelección, no puede caer en el juego del chantaje que ahora pretenden imponer algunos de quienes dicen defenderlo.

El grave riesgo de Colombia es dejar de ser.

Lo que esta en peligro no es la permanencia o no de Uribe en el poder, sino que el país se vuelva inviable, en este nuevo mapa de intereses políticos.

En manos de todos esta evitarlo.